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LUCHA OBRERA Y ACCIÓN SOCIAL

NECESIDAD DE OTRA CULTURA

 

¿ Es necesaria hoy la lucha de clases?. ¿Hay otra forma de actuar en el mundo obrero?.

La Historia ha repetido muchas veces procesos iguales, pues ya sabemos que si las cosas no se solucionan hay que repetirlas hasta que salgan bien. La Revolución Francesa ya tenía por principios la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, pero dieciocho siglos antes, para los creyentes, el mismo Dios se encarnó para enseñarnos la Verdad, que no era otra que amar a los demás, como a nosotros mismos, sólo después de a nuestro Creador. Es decir nos dijo claramente que su Reino de dicha, aunque todavía lejos de estar implantado en este mundo era un reino de fraternidad, de amor mutuo, que eso nos haría iguales y libres. Es decir lo mismo que en el siglo XVIII, se le ocurrió a los pensadores de la Revolución. Unos siglos antes de Cristo también en la pagana Grecia los aristócratas, que eran los que poseían la cultura sabían que sus virtudes las tenían que transmitir y compartir con todos los ciudadanos de la “polis” y esto se consideraba como la mayor de las virtudes era la “vida buena”, en contraposición a la buena vida, que ya entonces y mas hoy somos tan dados a practicar. Por ser consecuentes con una de estas virtudes, Sócrates aceptaba el sacrificio de su muerte, cuando también pudo librase de ella.

Desde que aparece el mundo obrero, y no esclavo, podemos decir en la Edad Media las actuaciones de fraternidad y revolución ante el orden imperante se alternan. Así llegamos a la situación actual, en la que ante un abuso patente de la clase patronal en los siglos precedentes, los obreros consiguen unas ventajas ante los patronos bien ganadas pero que son, en las Pymes, mini y micropymes, muchas de ellas gerenciadas por trabajadores autónomos, ventajas imposibles de sostener en una compatibilización con el mantenimiento y la creación de empleo.Y esta masa empresarial supone mas del 90% del total de ellas. A esta imposibilidad contribuye mucho la crisis actual y financiera pero una cosa retroalimenta la otra y en la cultura de sálvese el que pueda, de egoismos, en la cultura del “tener” nadie cede y unido a una crisis evidente de valores, no se ve nada con claridad y se rechaza como una quimera otra alternativa como es la cultura del “dar”, que como máximo es utópica pero mas que posible. Ahí tenemos como mas recientes los Montepíos y las Cooperativas, que creó e impulsó la Iglesia. Y hoy tenemos economías e iniciativas alternativas, como son muchas cooperativas, Ong´s y asociaciones de inserción y de economía social, Bancas éticas, Comercio Justo, economía de bien común o Economía de Comunión, con cerca de 1000 empresas por todo el mundo.

A todo esto, a esta cultura del don, se hace referencia en Càritas in Veritate ( Amor en la Verdad). El precio de esta gratuidad, sólo es la reciprocidad, el amor mutuo, la correspondencia, como se encarga de mostrarnos Luigi Bruni, uno de los teóricos de la Economía de Comunión. Se tiene que dar gratis, sin esperar nada a cambio, pero lo que nos reconforta y hace que esto funcione es la correspondencia también gratuita. No se trata de una compensación exacta y dineraria. Cada uno debe de corresponder con lo que pueda y esto puede ser un agradecimiento o un saludo, algo simple pero de corazón.

Una observación mas. Yo emprendí una aventura empresarial que quiso ser Economía de Comunión. Me salió mal entre otras causas porque quise tomar un atajo y no conté con la mentalización y aceptación de las personas que formaban el proyecto, de esta actitud de “dar”. Los amigos de EdC, saben que hay que contar para ello con “hombres nuevos”, con estos valores inculcados. No en vano dedican una parte importante de sus beneficios a esta tarea de formación. Pero uno o muchos fracasos no quitan la razón ni a otros éxitos, ni a la verdad, y mas en tiempo de crisis. Por que esta se supera, y se crea trabajo, siendo solidarios, uniéndose, aportando trabajo autónomo, repartiendo el que hay... En fin medidas todas de fraternidad y no revindicando a los que a lo mejor están en peor situación que la nuestra porque al emprender, se obligaron a algo imposible de cumplir en situaciones adversas o de crisis y que con la Ley en la mano tienen que empeñar su patrimonio no ya personal, sino familiar.

Por tanto, yo concluyo en que hay que “dar”, para cosechar, ser solidarios y responsables. Si las Instituciones, cuya responsabilidad final recae en todos nosotros, no pueden garantizar derechos reconocidos como el trabajo, la sanidad, la educación o la vivienda, o bien se garantizan via una racionalización, que va a ser mas subida de impuestos u otra reforma laboral mas restrictiva para los trabajadores o bien cada uno arrima el hombro dando todo lo que pueda dar, en favor de los demás. A la postre esta es la salida evangélica y razonable, visto lo visto.

Badajoz, cinco de marzo de 2013

Ramón Tejada

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